3. En los mementos difíciles en los que aparece el sufrimiento sea físico, emocional o espiritual, no es fácil recurrir a la fe y abandonarnos en Dios pero, precisamente, en estos momentos es cuando más lo necesitamos. Levanta el ánimo y di con el salmista: «El Señor es mi fuerza y mi escudo: en él confía mi corazón; me socorrió, y mi corazón se alegra (Sal 27)«.
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1. Hay dificultades que surgen por situaciones que no podemos controlar o cambiar. Pero… ¿y si la dificultad por la que estas viviendo te ofrece la posibilidad de ser mejor en la fe y en el amor, de crecer humana y espiritualmente?… Como nos dice la Sagrada Escritura: “Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman (Rm 8, 28)”.
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2. En los mementos difíciles de la vida ¿qué ganas con entristecerte, o desanimarte, o irritarte?… ¿No es mejor apoyarte en Dios y recuperar la paz del corazón, la fortaleza del espíritu, el consuelo del alma y la alegría de vivir?… El salmo 26 nos dice: «Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor» .